sábado, 16 de febrero de 2008




Esculpiste mi rostro y mi cuerpo, moldeaste mi corazón con cada mirada, cada expresión, cada palabra. Echando la vista atrás encuentro cada encuentro suave, guardado; sin embargo los futuros se antojan de caminos pedregosos, difíciles como antes vi los demás. Continúo alzando copas y puestas de sol que no son más que castillos en la arena aguardando las olas que lo arrastren a lejano horizonte, así, descompuesto. Voces acalladas me pongo los zapatos, saliendo a tu encuentro, bebiendo aquél dulce elixir; el veneno en tu cuello.




5 comentarios:

lupuscanis dijo...

Si me lo permites voy a comentar con un Haiku del maestro haijin Matsuo Basho, quizas no guarda relación del todo con tu post, pero seguro que te gusta:

Nido del Aguila,
amores que no alcanza
el oleaje.


Un Saludo.

Penélope dijo...

Veo que volviste a los haikus. Si, tenias me razón, me gusta.

Un saludo

lupuscanis dijo...

Me alegro, de verdad.

Un saludo

Conde de Lautreamont dijo...

Es música.Me gusta la imagen de levantar la copa frente al destino

Penélope dijo...

Qué hacer si no...? él se impone