miércoles, 14 de enero de 2009

Morte


Según avanzan los dedos del más virtuoso pianista de todos los tiempos, avanzaba nuestra vida. Nuestra frágil historia tejida quién sabe si a lo largo del tiempo Eterno, o quizás solo a través de nuestra mente: ingenua, como la vida de un niño que aún no ha sentido el frío ardiente de la nieve en lo más profundo de su ser, ni el espesor de la sangre en sus manos.
Deambulábamos las madrugadas enteras por aquellas vetustas calles por si coincidia el tiempo de nuestro insomnio; pero, constantes, no quisieron sonar iguales.
Cada acorde sumaba tres días, tres voces, tres vidas.
Ahora llueve sobre la carne humana, corrupta, calando los huesos de todos los asistentes. Siento el cuello tirante, sufridor, enmudecido por la pena, cubierto por la niebla de El Monte, mientras te alejas hacia el centro incandescente de la cuerda de la vida. El piano no ahoga su pálpito pese a que arduo agotó el tuyo poco a poco, poco a poco...



http://es.youtube.com/watch?v=8LTgyTgv-C8