jueves, 25 de septiembre de 2008

Onírico






La vida por ti: todas incluso,

no importa si no da el tiempo

para nada más que para amarte,

si volvimos por eso.

No puedo olvidarte si eres arte,

si eres aire, si vida y también muerte,

si compañía y soledad, si alegría y tristeza

si lo eres todo, siendo nunca nada.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Parte I






A veces se vive un amor tan perfecto que crees que todo sería posible, que el universo conspiraría por él, que de nada entendería más que desvivirse el uno por el otro...



Ocho de la mañana de aquél día de septiembre:

Como cada mañana se sentaba en la última sala del Florián, última mesa a la izquierda junto a la ventana con el husmeante café con baileys de cada mañana, con sus ojos captando imágenes como si de una cámara de fotos se tratara, la mente tatareando alguna obra clásica y su dedo izquierdo retorciéndose el pelo.

Recorría la estancia de la misma forma en la que la observó la primera vez durante un viaje con sus padres, asombrándose con cada milímetro, pareciendo leer la historia que le daba vida como si de alguna atracción venida desde dentro se tratara. Le encantaban los olores del café, todos distintos; incluso cada paso le parecía música y la impacientaba como si algo en ella esperase algo de los primeros.

Le dio el primer trago al café mirando al fondo de la taza, observando como el líquido se adentraba en su boca, cerrando un instante los ojos como queriendo atrapar todas las sensaciones en ella. Para cuando alzó la vista su vida se había esfumado sin que ella lo supiera.


Había ocupado la mesa de enfrente, también junto a la ventana y a un capuccino. Le pareció sentir como se hincharon sus pulmones hasta casi romperle las costillas, sintió, sintió...





http://www.youtube.com/watch?v=NIVt3rxYECM

viernes, 19 de septiembre de 2008






Clavaste aún más la daga que llevaba en el corazón,

dándole aire que da la vida llevando a la muerte.

Hoy fue el cristal quien abrió a las lágrimas el balcón,

con la excusa tonta de que fue el vino, aquel ardiente.

Ni tan siquiera por el tiempo vendo ya el alma,

que pase la eternidad entera si asi lo quiere:

en una tarde, en todo un libro, solos tú y yo.