martes, 26 de agosto de 2008

A ti la musa, a mi el alma




Dejé mis manos pegadas a tu cuerpo, mis sonrisas en el suelo, mis labios con los tuyos, el alma con tu pelo. Rogarle al aire que no escape, al tiempo que no corra, al viento que no silbe, que no nos delate en las sombras.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo el mundo tenemos nuestra propia musa propia, la que nos inspira a pesar de las tormentas y tempestades habidas, en el silencio...
Un saludo amiga

Penélope dijo...

La musa un día se ahoga por no tener aire, el que le corresponde. El de aquellos días lejos de todo.

Saludos anónimo

lupuscanis dijo...

He regresado al mundo de los blogs (y al trabjo, pero eso mejor no comentarlo) y veo que sigues en la misma linea, lo cual me alegra, pues ya sabes que tus post me gustan mucho. Un saludo.