jueves, 10 de abril de 2008









Preguntaste si me importaría compartirte y no ves que no tengo más camino... que injusta esta vida en la que nos hemos encontrado.

Ojalá pudiera cogerte de la mano más allá de la oscuridad, dónde aguardaron las Poesías apunto de arder en la hoguera. Como nosotros.

Volver a ver esos tejados desde la ventana respirando una vida que duró muy poco y no volver a sentir el dolor del recuerdo de cuando eras de mis ojos cada día, a cada hora, en cada pálpito.

Ojalá no sintiera siempre este vacío en el que cada vez resuena un eco más profundo, no fueran lás lágrimas tan amargas ni tus besos tan dulces... ojalá viajásemos en un instante donde las calles fluyen, donde prima el agua, y presenciar el carnaval y la vida sin máscaras. Ser dónde una vez fuimos: viento, fuego y agua


7 comentarios:

lupuscanis dijo...

Todo llevamos máscaras, que suelen ser muy útiles especialmente para protegernos. Un saludo

Penélope dijo...

Útiles siempre, pero pesan a veces demasiado.

Saludos

Anónimo dijo...

El que vive de recuerdos arrastra una muerte interminable.
No es más que un veneno que se forma en nuestra alma y va aniquilando la sensibilidad del corazón.

Penélope dijo...

La muerte la da el amor, pero a la vez da el aliento a otra vida. Más lejana pero expectante, otra oportunidad. El recuerdo nos mantiene con vida en la muerte.

Saludos anónimo

Anónimo dijo...

Recuerdos lastimeros de un corazón que se mantiene herido de muerte...no siempre hay otra oportunidad

Penélope dijo...

Prefiero pensar que si la ha habido

Anónimo dijo...

La vida es como una canción, así como es de bella tambión puede ser triste...hay que vivirla dejando de mirar al pasado.
Que hacer cuando muere la esperanza?

Mi saludo