jueves, 12 de febrero de 2009


Los muros comidos por el moho de las noches de lluvia dotaban de un olor extraño a la estancia, tan extraño como la añoranza por la Serenísima aún sin haberse alejado de sus aguas. El aire y el agua filtrada por entre las grietas era lo único que se me brindaba del exterior... :

Se secó la tinta con la frescura de la vida, con las bellas historias que vivimos. Se fueron con los dias que perdimos buscándonos a escondidas, pero se nos escondió la vida

2 comentarios:

lupuscanis dijo...

Me gustan los dos, pero mucho más el primero. Vivir en Venecia deber ser algo extraño, pues no hay ningún otro lugar que se le asemeje. A mi siempre me produce, cuando la veo en películas, una sensación de melancolía.

Un saludo.

Penélope dijo...

Sin duda es única, ni siquiera Praga, inundada al igual, puede llegar a tener ese encanto natural.

Saludos