
Aunque deje de sonar la música llorará el corazón, te sentiré aún más lejos, más imposible, más inevitable el amarte con todo el corazón, con toda el alma, con todas las vidas. Explotar y fulminarse en tu alfombra, cualquier lugar que tu pises como haces dulce con mi orgullo cada mañana. ¿ Por qué es el tiempo el que gira y no huimos en otra dirección que no es esta, porqué no quedamos petrificados en el primer beso frente a esos tejados azules, o ser palomas nunca con el viento en contra, siempre volando, con todo el universo y el reloj en nuestra mano? Bruma en la calle se arrastra blanca al ras del suelo observando por dónde pisamos, recordando juntos nuestros pies quizás debajo de alguna mesa. Levantar la vista y ver una ciudad que no es esta, una vida que ya no es esta, dos corazones siameses de tanto amarse. Ojalá pudiera morir ahora, crema y alcohol. Montmartrois, segunda puerta a la derecha si subes a pie |