miércoles, 9 de mayo de 2007

Un'altra città, un altro tempo ma la stessa attrazione



Todo en las calles tintineaba, o quizás sería el campaneo de mi corazón. Por fin llegó ese día, tras un año de eterna espera el carnaval a Venecia volvía.

Cientos de rostros ocultos como las fantasías de mi mente, pensamientos indecentes por culpa de una ilusión, darían rienda suelta a sus bailes.

Andaba de arriba a abajo por el piso buscando en vano una distracción capaz de apartarme de los oscuros deseos que desde aquel dia se apoderaban de mi paz. Era imposible dejar de lado la idea de que entre luna y máscaras me rodearan sus brazos y me siguieran sus labios. El ferviente deseo lo hacía inalcanzable... ¡quería rodearlo entre sábanas de seda y no dejarlo escapar!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora que ya es todo pasado, veo a la Serenísima como una ciudad que como fémina supo enamorame, con sus joyas viejas, con sus decorados de mármol, y su interior cálido y húmedo.
Muchas noches la abracé, y ella a mi.
Bebiendo los "proseccos" en el Paradiso Perduto comprendí gran parte de la historia del arte, en la punta de la Dogana vi el futuro mas incierto sin ella .