
Tus besos resuenan antojados como lluvia de abril. Aún etéreos, imaginarios pero en mis sueños tan reales... Y yo qué soy si no ilusa, espectatante de ellos, aquellos que se hacen de rogar.
Se ven las noches tan estrelladas que, a veces, crees toda la luz pensando que las farolas también lo son. Un día descubres que estas últimas son artificiales y las otras imposibles de alcanzar.
Lo más bonito es descubrir qué hay bajo la escayola... |